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Casa de té

El ozashiki es el nombre que recibe en japonés el banquete en el que los clientes reciben atenciones y entretenimiento por parte de las maikos y geishas. Asimismo, la palabra también se refiere a las salas tradicionales con suelo de tatami donde se celebran dichos banquetes, que se encuentran en las casas de té, las ochaya.

La ochaya (お茶屋) es, pues, el lugar ideal para disfrutar de la compañía y las dotes artísticas de una maiko o geisha. No sólo su interior, con salas de tatami y puertas correderas de papel japonés, da una sensación de tradición, sino que también se cuida la entrada, que, si el espacio lo permite, siempre es un lugar de relajación, de preparación para el banquete, con luz tenue y agua brotando de una pequeña fuente de piedra, al más puro estilo japonés. El cliente se despoja de sus zapatos y camina a través de un pasillo, por el que normalmente podrá ver un pequeño jardín de estilo japonés, y llegará a la sala del ozashiki.
Dentro del ozashiki, los invitados se sientan siguiendo un orden acorde a su edad y rango. De esta manera, los más mayores o los de mayor rango se sientan en los asientos más cercanos al tokonoma o altar de la habitación (tradicionalmente, los mejores asientos), mientras que los más jóvenes se colocan en los asientos más cercanos a la puerta. Cuando todos los invitados están sentados aparecen las maikos y geishas, que desde la puerta saludan, hacen reverencias formales y se disponen a entrar en la sala. A continuación, hace su entrada la okāsan, para dar una bienvenida formal a los invitados y proponer un brindis: es el principio del banquete. Dada la arquitectura de ciertas casas de té, que normalmente son de dos pisos, todas las noches pueden alojar más de un banquete entre sus paredes. Si así fuere, todas las salas para banquetes deberán tener un tokonoma, un altar con alguna decoración estacional, y estar separadas entre ellas por puertas correderas y pasillos.

Las ochaya suelen ser establecimientos muy exclusivos, con muy raras excepciones, sólo se puede entrar si uno es un patrón establecido, o acompañado de un patrón, y siempre habiendo hecho una reserva anticipada.
Las relaciones con la ochaya amenudo se remontan a generaciones, y por lo general se asocian con una familia, empresa u okiya. Cambiar de ochaya generalmente no es posible,  incluso acudir a otra ochaya con la que no se este asociado, se considera una infracción muy grave de las costumbres.

En el caso de geishas y maikos, las ochayas son especialmente importantes, ya que antiguamente, eran el puente entre las geishas y maikos y sus clientes. El cliente se ponía en contacto con la ochaya, para concertar una cita, y pedía que acudieran a la misma sus geishas y aprendices preferidas. La dueña de la ochaya entonces, se ponía en contacto con la okiya en cuestión, y arreglaba el encuentro.
Como se ha mencionado en otras entradas, tener una mala relación con la dueña de una ochaya, podía ser extremadamente perjudicial para geishas y maikos, llegando incluso a poder acabar con sus carreras.

 

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